lunes, 11 de junio de 2007

Internet y La Mente Colectiva

“En general, la gente se pregunta si será posible
fabricar máquinas cuya naturaleza no sea biológica
y que sean capaces de sustentar la conciencia (…)
¿Podrán los computadores llegar a pensar algún día?
La respuesta es afirmativa; creemos que pueden y que lo harán”

Rodolfo Llinás. “El Cerebro y el Mito del Yo”. Pg. 305
Por: Otto Gerardo Salazar Pérez
Licenciado en Filología e Idiomas
Universidad Nacional de Colombia.
Coordinador Grupo de Estudio Da Vinci.
PRESENTACION
“¿La Mente Colectiva?” es el capítulo decimosegundo y el último del libro de Rodolfo Llinás, “El Cerebro y el Mito del Yo”, y fue propuesto como texto al grupo de estudio Da Vinci, en virtud de que, en él mismo, se resumían los conceptos más importantes del resto del libro. También porque, de alguna manera, en él se concentran las ideas más trascendentales que expone el neurocientífico colombiano con respecto a nociones que se trabajan en el grupo, como son: el lenguaje, los medios masivos de comunicación, los efectos del uso de las nuevas tecnologías, y todo lo que genera lo anterior en una noción tan fundamental como la cultura, que fue el eje temático definido por el grupo para el presente semestre.
Ideas que en general, son trascendentales para ser recepcionadas por la educación, originadas desde un campo de estudio científico, la Neurociencia, que bajo el liderazgo de Llinás, ha logrado avances significativos en el estudio del cerebro humano, pero que en virtud de su complejidad y especialización, son difíciles de apropiar.
Sin embargo, las conclusiones que se pueden sacar de las afirmaciones de Llinás, respecto a la comunicación, la Internet y la cultura revisten un carácter ineludible en la medida que sugiere y pronostica mundos posibles -nada lejanos-, como la posibilidad de generar máquinas que piensen, o el florecimiento de un mundo hedonista y complaciente que se hunda en la virtualidad y corte todos los lazos con la realidad. Algo semejante al mundo de las drogas, con efectos de adicción aún más potentes e impredecibles.
PALABRAS CLAVE:
Patrones de Acción Fijo (PAF), Abstracción, Cualia (cualquier experiencia subjetiva generada por el sistema nervioso), cognición.
Virtualidad y Consciencia en los animales
Antes de entrar en materia es preciso reconocer la condición de virtualidad a través de la cual nos relacionamos con el entorno. Según Llinas, lo que percibimos a través de nuestros sentidos no es la realidad misma, sino producto de una interpretación en tiempo real de esa realidad, gracias a la sofisticación de nuestro sistema nervioso. Baste recordar que si percibiéramos la realidad tal con se supone que es, visualizaríamos gamas de color que se nos escapan, o lograríamos oír sonidos de baja intensidad que otros animales escuchan y nosotros no. Así que para empezar, nuestra percepción es limitada y lo procesado es una virtualidad, y no la realidad misma.
Esa misma percepción no solo opera hacia fuera sino al interior de nosotros mismos, -abstracciones-, y como una especie de conciencia de sí mismo, no es exclusivamente humana. Sin embargo, hay una condición redundante para percibir con acierto el mundo exterior y nuestra realidad interior, o la noción de sí mismo, y es la simultaneidad de los mensajes que se reciben de esa realidad por diferentes vías de los sentidos.
Afirma Llinás: “Si la coordinación de la actividad no fuera simultánea, resultaría imposible integrar los diversos sistemas sensoriales en una unidad perceptual, y sin esto el “sí mismo” se fragmentaría”.
Tener una idea de nosotros mismos –abstracción- se construye de lo que vemos, oímos, sentimos a través de nuestra piel, saboreamos y olemos. Es un todo y estaríamos muy limitados si la información que recibiéramos de la realidad, nos llegara por un solo canal. Es decir, somos un sistema redundante y ello es necesario para garantizar un buen flujo de información. Igual, un animal atrapado en un hueco, se hace rápidamente una idea de su circunstancia, se ve así mismo en situación, valora opciones y determina un curso de acción con acierto o desacierto.
Lo que nos lleva a otra noción fundamental, como subproducto de la unificación perceptual: la cognición. Tener capacidad de aprender, depende en buena parte de recibir información por varias vías, como aprender a tocar una guitarra, que requiere tacto y oído.
Sin embargo, entre estas dos experiencias, la humana y la animal, hay una gran diferencia: las limitaciones del lenguaje para transmitir esas experiencias. El lenguaje de los animales es sumamente rudimentario y de alguna forma los deja presos en sí mismos: igual, se podrán valer de algunos sonidos y de prosodia corporal -el lenguaje de los gestos y los movimientos-, pero nunca alcanzarán a comunicar sus abstracciones.
Al menos, no en la medida que lo logran los seres humanos: es decir, con alto grado de detalle, claridad y velocidad. Igual, se logra otro efecto increíble, ampliar el rango de los sentidos, lo que quiere decir, que un ser puede experimentar de forma vicaria, lo que otro ser humano siente. Por ejemplo, lo que narra un viajero: lo que vió, lo que palpó, el clima que vivió, etc., puede ser una experiencia sustituta para otra persona a través del lenguaje.
Igual, a través de diferentes técnicas, ese mismo lenguaje encapsulado, podía vencer obstáculos como la distancia y el tiempo: como las señales de humo o emisión controlada de señales de luz, o mensaje de voz a voz, etc., no obstante, con riesgo de distorsión por ruido o demasiados eslabones del circuito de comunicación. Por lo que Llinás reitera: “para que una señal (mensaje) tenga un impacto apropiado, casi siempre debe llegar a muchos destinos y no sólo a uno”.
Somos sociedades mal comunicadas
En lo social, estas dos nociones, la de comunicación e información, suelen confundirse, tal vez intencionalmente. Parece que estar informados es suficiente, pero en principio, no lo fue para organismos que aspiraron a un grado mayor de evolución. Hubo un salto fundamental entre pasar de ser organismos unicelulares (individuales) a ser organismos compuestos y multicelulares, y en este paso, fue crucial un flujo de información para lograr comunicación, coordinación y consenso, que en las sociedades menos desarrolladas se quiere obviar.
Sin duda, estar comunicados, es más crucial que estar informados porque la primera involucra la segunda y brinda la oportunidad de interactuar. El simple hecho de comunicar que una información me ha llegado o esta en mi poder, es decisiva y vital, como el hecho de haber recibido una droga, la cual prescribe que no se me puede dar más que una cierta cantidad; o el darme por advertido de una amenaza.
Lo cual quiere decir, que pese a la tecnología que se incorpore, tal como la de la radio, la televisión y la prensa escrita, no siempre garantiza que seamos sociedades mejor comunicadas. Ni siguiera el teléfono, que parecía poder rescatarse, y posibilitar la efectiva comunicación se salva, según la tesis de Llinas. Una buena comunicación “casi siempre debe llegar a muchos destinos y no sólo a uno”. Y en ese sentido, más de tres personas colgadas a una misma llamada genera tal distorsión y ruido que la comunicación parece imposible. Quizás sería justo llamarlo tecnología “bicomunicacional”.
En este marco, estrecho aunque no lo pareciera en un comienzo, es que Llinas celebra la llegada de la Red como “el mayor avance en la comunicación, solo superado por la invención del lenguaje escrito (…). La Red es una estructura análoga al sistema nervioso, puesto que en cierta medida parece funcionar resolviendo el problema de la unificación de la sociedad”.
Es obvio que una sociedad mal comunicada, o comunicada a medias, donde no todos los individuos, o la mayoría, no pueden expresarse es una sociedad primigenia y vulnerada. Es posible que por razones políticas y de exclusión se busque esa situación, que a la postre, será insostenible, pues no estimula la diversidad y entroniza el unanimismo. Según Llinas, “la homogenización del pensamiento, a su vez, homogenizará la sociedad, perspectiva bastante sombría (…). La gran desventaja de la homogeneidad es que disminuye la variación, la cual es la clave de la supervivencia”.
De acuerdo con Llinás, el concepto de conciencia colectiva no es nuevo y el resultado de unas elecciones –si son limpias y sin las distorsiones criollas de compra de votos- se toman como un mandato del pueblo.
Europa, ha vivido en carne propia el unanimismo y homogenización, como los desastres más grandes que ha padecido en lo político o en la decisión de seleccionar y sembrar una sola papa. El fascismo, entendido como el monopolio de un partido que negó otros puntos de vista, y una especie de tubérculo que en el siglo XVIII no resistió una plaga –no había variabilidad genética – y causó una hambruna que mató millones de personas e hizo emigrar otras tantas a América.


Las Culturas en peligro
Me refiero a las “culturas” en el sentido postmoderno de que hoy en día no se puede hablar de una sola gran cultura, como fue un referente básico en occidente en la modernidad, relacionada con la lecto escritura y el conocimiento y apropiación de lo que calificaba como clásico. Así, la cultura, poco a poco fue cediendo al reconocimiento de “otras culturas”, no necesariamente letradas ni aprobadas por el estatuto, sino que, como signo de los tiempos, en virtud a la globalización se hicieron evidentes en la diversidad de culturas, en un comienzo.
Refiere Llinás que en sus viajes disfrutaba la riqueza de las diferencias culturales, de creencias y de perspectivas. “Hoy día no es así; por ejemplo, los niños de Asia, Europa o África desean los mismos productos de consumo (…) Esta tendencia hacia la igualdad se observa por doquier, en la medida en que todo se copia, lo bueno y lo banal –y, en general, es más fácil copiar lo banal que lo profundo”.
¿Qué fue lo que paso? ¿Y es deseable un mundo homogenizado en los patrones culturales, en los gustos y creencias? ¿O pueden ser una amenaza incluso a la identidad que cada cultura ha generado en nosotros con minucioso detalle a través de varias generaciones? ¿Nos colocarán a correr, como nuevos indígenas, detrás de un modelo que inicialmente no fue el nuestro, para resultar en una copia barata o un mal remedo de un paradigma universal que genere igualdad y regularidad?
Igual, esa cultura global, tiene aristas poco deseables, como un cierto desprecio al saber en pos de un entronizamiento de lo banal.
Sabemos que los medios de comunicación y la publicidad que los sustenta, tiene mucho que ver en ello, pero para Llinás, el advenimiento de la Red y un potencial perfeccionamiento de ésta en el futuro redobla el peligro: “A medida que la Red se haga más eficiente, estas maquinaciones influirán profundamente la autopercepción y se redefinirá el concepto mismo de “si mismo”. Esto en menoscabo de la capacidad de discernir, de la identidad individual y del dominio de nuestras ideas”.
¿Y entonces, según todo lo anterior, qué papel debe jugar la educación? ¿Es posible resistir la influencia masiva de los medios de información? ¿Es necesario establecer alianzas con ellos para que no se expresen de forma exclusiva el interés comercial de las multinacionales y los paradigmas culturales dominantes? ¿Serán necesarias acciones para reforzar lo local como alternativa de resistencia de lo global?
Por fortuna hay tiempo, que debe ser reforzada con acción: Para Llinás, “de momento, la arquitectura de la Red necesita una revisión general muy seria para aproximarse siquiera remotamente, al evento colectivo discutido”, es decir, la existencia de una mente colectiva. Lo que esta claro es que el “sistema será pues, más deleznable, simplemente por la reducción de opciones, si todos piensan lo mismo acerca de algo o de algún conjunto de valores”.



Hedonismo o el placer controlado
Parece que será necesario un poco de estoicismo, de autocontrol y templanza frente a la sobreoferta de placer que se avecina con Internet. Volvamos al comienzo y recordemos que percibimos a través de una virtualidad, y eso marca en nosotros una cierta tendencia. Las drogas, en el largo camino de la humanidad siempre han estado ahí y las consumimos con regularidad.
“Si los problemas sociales de las drogas que alteran la mente son graves –afirma Llinás-, imaginemos lo que sucedería si, comunicándonos virtualmente con otras personas reales o imaginarias, no sólo mediante el sistema visual sino mediante todos los sistemas sensoriales, nuestros sueños se volvieran realidad”.
En el Japón la adicción a los videojuegos y el Internet, ha generado adolescentes que caen en situación de indigencia: no aseo, cero comunicación con la familia, ausentismo escolar, embotamiento, etc. En Bogotá, recientemente la Alcaldía, debió expedir un decreto para controlar el uso de los “game over” por parte de los menores: la medida busca clasificar el contenido y regularizar el tiempo de uso y las edades”.
Puntualiza Llinás: “lo que debemos temer es la posibilidad de que, con mejores formas de comunicación con los demás, la interacción con el mundo externo deje de parecernos atractiva”.
Arquitectura para nuevos cerebros
¿Es la mente una propiedad que solo puede darse en el dominio de lo biológico, de los seres de carne y hueso? Igual sucedió con el vuelo, que se creyó exclusivo de las aves, seres biológicos, de carne, huesos y plumas; sin embargo, ahora, no es privilegio exclusivo de ellas. Dedujimos la física del vuelo, encontramos los materiales apropiados y armamos estructuras adecuadas.
Frente a esto Llinás trae dos dudas desafiantes e interesantes: Primero, ¿es la mente una propiedad únicamente biológica o es en realidad una propiedad física, que en teoría podría ser soportada por una arquitectura no biológica? De acuerdo con el autor: “el conocimiento científico acumulado en los últimos cien años sugiere que la biología, con todo y su sorprendente complejidad, no difiere de los sistemas sujetos a las leyes de la física”. Segundo: ¿qué características físicas tendría y como se vería el sistema, antes de poder realizar las mismas tareas que el cerebro?
Para resumir: tendría que ser un sistema analógico y no binario, como el de los computadores actuales. Aun no sabemos mucho sobre el funcionamiento de un sistema analógico de tipo biológico como el cerebro, que ahorra espacio y a pesar de sus riesgos de error, pueden ser más fiables. Esto determinará la arquitectura apropiada para construirlos y los materiales necesarios. Finalmente, la “arquitectura capaz de generar cognición debe relacionarse con la motricidad sobre la cual tal cognición se desarrolló”. Es decir, estarán contenidos en algo que pueda moverse y manipular, serán robots.







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