jueves, 4 de julio de 2013

¿Por qué es urgente un programa de Idiomas para Unillanos?


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez
Grupo de Estudio Da Vinci
Grupo de Investigación sobre Educación, Sociedad y Región, Da Vinci

 
Los tres propósitos que persigue la Universidad de los Llanos se vinculan con la creación de un programa de Idiomas, según lo define su Plan Estratégico Institucional y PEI: 1. Convertirse en una universidad investigativa. 2. Internacionalizarse. 3. Procura la excelencia académica. Las tres cosas, desde los orígenes de la universidad en el medioevo, son lo que caracterizan las verdaderas universidades, las genuinas instituciones de educación superior. Una y otra, harían posible acceder a las modernas sociedades del conocimiento y cumplir el pregón de ser la mejor opción educativa  o el proyecto estratégico más importante de la región.

La primera, modificaría el rol hasta ahora jugado como universidad profesionalizante con énfasis de la docencia; de transferir conocimiento, formar profesionales capacitados para las demandas productivas y de desarrollo de la región. Con escasas excepciones en lo investigativo, hasta ahora, ese ha sido su oficio.

No obstante estos pilares fundamentales para consolidar y robustecer Unillanos y promover el desarrollo de la región, la universidad deberá desempeñar un papel más determinante para la inteligencia y el pensamiento regional, que es débil, aislado y sin tradición ni escenario agrupador que permita su simiente y desarrollo. El Meta y los Llanos Orientales, son virtualmente “mudos” frente al debate nacional en lo económico, lo social, lo político y ambiental. Más que otras regiones, caemos por gravedad en las órbitas del poder central sin discurso y contrapropuestas desde la región como lo hacen el Valle, Antioquía y la Costa Atlántica.

No existen discursos sólidos desde la Universidad de los Llanos que alimenten los cuadros directivos empresariales, gremiales y políticos. La gran escuela en ciencias económicas y jurídicas está fuera de nuestro contexto y son nutridas por visiones ajenas a nuestra realidad e intereses.

La carencia de un programa de Idiomas lleva aparejada la pobreza y el escaso desarrollo de las humanidades en Unillanos. De su mano, de ese cause central, podrían desprenderse y desarrollar nuevos programas como sociología y derecho. No solo con fines de profesionalización y para cumplir con un mercado, sino en virtud de desarrollar su capacidad con sólidos centros pensamiento regional. La pobreza de las humanidades en las universidades tiende a desestimular el pensamiento en general y el pensamiento crítico en particular.

No se descarta en ello la presión de los grupos de poder por desestimular el pensamiento divergente y visiones críticas para favorecer una universidad rendida a los propósitos de preparar mano de obra calificada para el sector productivo y comercial en general. Sectores aliados a los gobiernos nacionales que desde su intereses, asume como inconveniente el debate sobre modelos económicos alternativos y el impacto ambiental de sectores como la minería y los hidrocarburos. Tampoco están los discursos sólidos y controversiales cargados de evidencias para replantear las políticas de fumigación para combatir cultivos ilegales, la tenencia de la tierra y propuestas de solución del conflicto armado colombiano que se desarrolla de manera preferencial en nuestro territorio.

Una carrera de Idiomas, igual, facilitaría fundamentar un mejor aprendizaje del mismo castellano para los estudiantes de Unillanos y estimularía mejores procesos comunicativos en la universidad. Es bajo la disciplina de estudio de un lenguaje natural diferente al propio que se consolida y clarifica el conocimiento de la propia lengua. Once años de formación básica y media, sin efecto de contrastación con otro idioma, hace que el aprendizaje del castellano para nuestros estudiantes sea un ejercicio vano y sin sentido. Las categorías y funciones del lenguaje suelen pasar desapercibidas para nuestros estudiantes cuando no se abocan en el conocimiento de una nueva lengua.

Lo cual redundaría en mejores procesos de lectura y escritura con beneficios en la comprensión de textos para asumir lecturas crítica y escrituras creativas y críticas a través de géneros argumentativos y expositivos como el ensayo, monografías, artículos científicos, etc.

Con un énfasis investigativo y de prácticas adecuado a nuestra realidad, una carrera de idiomas sería el espacio adecuado de formación para el conocimiento y el estudio de las lenguas aborígenes de la Orinoquia colombiana. Universidades como la Nacional y los Andes, y aún varias internacionales, nos llevan años  en ello y saben más de nuestra riqueza lingüística.

Consolidar los procesos de internacionalización en Unillanos está en íntima relación con la presencia activa de un programa de Idiomas. Además de cursos esporádicos de inglés, solo la dinámica cotidiana de los idiomas en la Universidad de los Llanos, facilitaría las oportunidades de intercambio académico de docentes y estudiantes con otras universidades y otorgaría términos de igualdad para nuestros estudiantes que compiten por becas internacionales.

Una carrera de Idiomas en Unillanos coadyuva y fortalece los procesos de investigación. El saber fresco en investigación, vigente y de últimas tendencias está escrito de manera mayoritaria en inglés, que por liderazgo económico y político es la lengua de la ciencia contemporánea. Las bases de datos que contrata anualmente Unillanos, en los procesos de búsqueda reportan más y mejores hallazgos en inglés.

Aspirar de algún modo a ser parte de la comunidad internacional del conocimiento -lo que llaman sociedades del conocimiento-, que es valor estratégico fundamental de desarrollo y competitividad se vincula al dominio de los idiomas.

Frente al proceso de globalización económica y la inserción en las dinámicas comerciales internacionales, con TLC firmado por Colombia y en fase de implementación, lo menos que debería tener Unillanos para la región y todos sus profesionales es una excelente escuela de idiomas cifrado en las calidades de un programa.

Es decir que una carrera de Idiomas en Unillanos reporta amplios beneficios: encausa la universidad hacia sus propósitos fundamentales, rescata la esencia fundamental de la universidad y sería matriz de nuevos programas en humanidades; facilita los procesos de aprendizaje de nuestra lengua nativa, el castellano, y consolida los procesos de internacionalización e investigativos de la universidad. Están además los amplios beneficios que reportaría a la región y el impacto positivo para dar elementos de articulación con el resto del mundo a todos los sectores productivos del Meta y la Orinoquía.

No partiríamos de cero a partir del Instituto de Idiomas. El mal llamado Instituto de Idiomas, porque lo que viene a ser es un Centro de Idiomas. Pero no obstante, puede ser el insumo básico para la creación del nuevo programa.

¿Si no se hace?

La Universidad perdería la oportunidad de ser una institución líder en la región en formación superior y se alejaría de los propósitos que jura y promete en su misión y visión en conceptos como: formar ciudadanos “científicos”, con aprecio por “el patrimonio histórico, social, cultural y ecológico de la humanidad”, “con una visión universal” que “propende ser la mejor opción de educación superior en su área de influencia” y en “busca de la excelencia académica”.

Adhiriendo a Derrida, no hay universidad sin humanidades y el estudio del lenguaje es el comienzo. Su noción es tan fuerte e íntima que se funde a la cultura y define la identidad de las naciones en su espíritu materno y la capacidad pensar del ser humano. El lenguaje es la base de todos los saberes y esto bastaría para que uno de los primeros propósitos de toda Universidad, sea generar el espacio para su estudio.