miércoles, 29 de abril de 2015

Colombia: sistema educativo fallido


Por: Otto Gerardo Salazar Pérez
        Grupo de Estudio Da Vinci
       Grupo de Investigación sobre Educación, Sociedad y Región, Da Vinci

La educación es el campo de batalla donde su juega el factor básico de la sobrevivencia, la información. Es un enfrentamiento de vieja data, pero tuvo especial definición y relevancia en la conformación de los nuevos estados nacionales, una vez derrotadas las monarquías. La revolución, en un principio, fue fruto de la alianza estratégica y temporal de la burguesía emergente y la plebe.

Una vez descabezados los regímenes feudales y triunfantes las revoluciones sobrevino el espinoso tema de repartir el poder entre burguesía y plebe. Donde el pacto se mantuvo, se acordó educación para todos de igual calidad, como garantía de acceso al poder y la información; la división tripartita de los poderes y las libertades de opinión y expresión. Cosas fundamentales. Por ello las genuinas democracias  no discriminan la educación entre pública (para la plebe) y privada (para la burguesía). Existe una sola educación como garantía de igualdad para todos los miembros de la nación.

Las nacientes naciones como la nuestra, que se decidieron por regímenes fraudulentos con vestidura de democracia, se aseguraron de establecer de manera intencional  sistemas educativos débiles, torpes y fallidos como el nuestro. Forma efectiva asegurarse el poder y de contener los sectores populares.

Basta compararlo con sistemas educativos de países donde funciona la democracia. Educación única para los ciudadanos, gratuidad, calidad, y pertinencia.  Elementos de los que carece nuestro pomposo sistema educativo bajo la administración del Ministerio de Educación.

Ministerio al que pueden llegar personajes mediocres, sin formación ni experiencia. El mérito de Gina Parody para estar en el ministerio fue ser transfuga del uribismo y haber consignado un apreciable número de votos en Bogotá en las elecciones presidenciales pasadas con tres representantes más.

Su manejo del Sena fue inocuo, su formación no la acredita para la cartera que ostenta y su intransigencia personal no la exculpa de su torpeza; ni a ella y ni al presidente Santos quien es el directo responsable de su representación en el Ministerio.

¿Quién les va a creer ahora el cuento y el plagio del eslogan de la gobernación de Antioquia de que Colombia será en el 2025 el país más educado de Latinoamérica? Retórica vacía y plagio propagandístico sin inspiración profunda y concertada con todos los estamentos sociales.  

Las cosas, de fondo, por ahora, ni Fecode ni el Ministerio de Educación, las pondrán sobre la mesa: única educación para todos los colombianos, gratuita hasta niveles postgraduales,  calidad y pertinencia. Lo cual comienza, por supuesto, con mejor formación y remuneración de los maestros, descongestión de aulas y ajuste apropiado en términos pedagógicos de relación maestro alumno.

En últimas, propósito nacional  prioritario para hacer de la educación el eslabón básico en la agenda del desarrollo del país, y a través de ello, dignificación de la profesión docente, consecuencia necesaria de una sociedad desarrollada, inteligente y educada.  

Mientras, una población sin educación precisamente, aupados por los medios, cuya misión es profundizar la ignorancia, generan la sensación de que los niños sufrirán daño irremediable, cuando las condiciones para tal daño están dadas a diario en las estructura roídas del sistema educativo colombiano.