lunes, 4 de marzo de 2013

Universidad, Comunicación y Reforma

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez
 Coordinador

  Grupo de Estudio Da Vinci

 Grupo de Investigación sobre Educación,   Sociedad y Región, Da Vinci

 

 
Vista como comunidad dialógica la Universidad tiene intereses múltiples en la comunicación. O si no los tiene o no los percibe claros debería tenerlos. O al menos, empezar a vislumbrarlos como factor esencial de su desenvolvimiento. Entendida como un “empresa” en el sentido de ser una entidad que administra recursos, personas y bienes, la Universidad debe entender la comunicación -con su cliente interno y externo- como un indicador coadyuvante de la gestión transparente y del buen gobierno.

Es el factor que permite coordinación y gana adhesión e implicación. Solo los sujetos mal informados, que se sienten excluidos, caen en el desinterés. Asumen la apatía como medio de protesta pasiva y suelen contribuir al malestar y al entrabamiento velado mediante la inmovilidad.

No obstante, la comunicación no es algo tan sencillo como parece, así haya sido factor fundamental de evolución. Los organismos multicelulares, son ejemplo paradigmático de comunicación entre múltiples células que actúan coordinadamente para cumplir funciones. Marcó el paso de la vida unicelular a organismos compuestos. Debió ser un esfuerzo arduo de miles de años.

Definido hoy como “ecosistema comunicativo”, tratándose de sociedad humanas complejas que han creado y se mueven en universos simbólicos, la comunicación es ahora un factor más crítico. No es sólo intercambio de información, sino negociación de sentidos. La comunicación teje la arquitectura de las asociaciones humanas y de la calidad de esa estructura dependen la coherencia y solidez de las organizaciones.

Sin embargo, la trama comunicativa al estar compuesta de múltiples agentes con diversos intereses en un sistema comunicativo con jerarquías, prelaciones, hegemonías y subordinaciones –tómese como ejemplo cualquier institución educativa- ponen en juego relaciones de poder y se hacen evidentes tensiones.

Gutiérrez (2005) sostiene que  estas tramas no se encuentran aisladas de la relaciones de poder, por tanto es necesario comprender que dentro de la configuración temporal y espacial de un ecosistema de comunicación deberán abordarse de manera privilegiada las tensiones entre agentes, componentes, contextos y objetos que en la búsqueda de su propia supervivencia y en la confrontación con otros llevan a cabo una lucha por el significado.

Con miras a la Reforma del Estatuto General a la que se ha aplicado Unillanos, el “factor”, el “insumo”, el “ecosistema comunicativo” deberá ser pasado por el tamiz de entrada y a futuro para garantizar condiciones comunicativas adecuadas en el ejercicio dialógico de reforma y de la esencia de lo que será a futuro la misma universidad.

Se deberá superar la mirada reducidora de la comunicación para remplazar la visión instrumental de ella, pues no ayuda en nada a construir un tejido que necesitamos: vivo, fuerte y perdurable y que viene a ser la Universidad misma.

 

Gutierrez, E. 2005. Televisión y escuela: comprender el ecosistema comunicativo. Comunicar, número 025. Grupo Comunicar. Huelva, España.