martes, 20 de abril de 2010

Los Ecaes y la Lectura en las universidades

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez
Coordinador Grupo de Estudio Da Vinci
Docente de Curso Procesos Comunicativos.

Los resultados de las pruebas Ecaes para los estudiantes de Unillanos ha prendido las alarmas. Los que egresan no saben leer o están muy por debajo del promedio nacional. No tienen claro el concepto de oración simple, no definen ni manejan las categorías y funciones gramaticales, y de manera general, no logran penetrar un texto para establecer en él las ideas principales y secundarias. Es decir, ni siquiera acceden a un nivel de lectura comprensiva, sin llegar a un nivel de lectura crítica que sería lo óptimo.

Y piénsese que estamos hablando de estudiantes “egresados”. O sea, productos del sistema educativo colombiano en su más alto nivel.
Estos resultados, y lo que reconocen ahora de manera transitoria y coyuntural las directivas de la Universidad, no revelaron nada que no se supiera desde hace años. Sin embargo, pusieron de presente una realidad sobrediagnosticada que se soslaya y no se mira de frente. O bien se asume de manera puntual, de manera remedial, tratando de sacar de un sombrero de mago la solución a través de un curso de 20 horas.

En el 2004, por ejemplo, el periódico Portafolio, dio a conocer una encuesta adelantada por el Centro Nacional de Consultoría en la que participaron estudiantes de ocho universidades de Bogotá: Nacional, Andes, Javeriana, Rosario, La Salle, Jorge Tadeo, Politécnico Grancolombiano y Santo Tomás: los estudiantes no tienen buen nivel de comprensión ni de análisis de la información, que les permita tomar una posición crítica. Los pocos que leen lo hacen superficialmente, y por eso se les dificulta ahondar en la información del país y del mundo.

El problema viene aparejado con otro: los estudiantes del Departamento del Meta y circunvecinos que ingresan a los primeros semestres y traen muy baja formación en el área de matemáticas, por lo cual, la universidades, deben perder el primer semestre de formación superior en una misión remedial de educación media.

Incluso se han mezclado estos dos ingredientes como insumos componentes de la “deserción estudiantil” en la U, y nuevamente, de manera obtusa, se implementaron cursos remediales o de nivelación para reforzar estas dos áreas fundamentales: el lenguaje y las matemáticas. Sin concierto ni articulación, desde mi parecer, a los currículos establecidos en los diferentes programas de la Universidad ni bajo el ala de un diálogo con los docentes a cargo de los cursos que asumen estos contenidos. Y por supuesto, la cosa no cambia, el problema sigue y los niveles de lectura siguen en picada.

¿Nos estamos repitiendo en contenidos? ¿Articulamos de manera concertada los contenidos del área para lograr un mejoramiento? ¿O simplemente, cumplimos por cumplir con el Ministerio y uno de sus programas nacionales independiente de los resultados?

Institucionalmente, para enfrentar los problemas de lectura en la Universidad, -institución máxima del saber-, sí señor, actuamos desde la esquizofrenia, en los niveles más básicos de operatividad en la jerarquía de los mamíferos. Y en este caso, no me refiero únicamente a Unillanos. Es de presumir, que en la mayoría de la universidades públicas del país se esté haciendo lo mismo. No nos excusa, pero algo alivia, como a los tontos.

¿Y la solución?

Posiblemente no haya solución, pero sí, nuevos caminos, que podría alumbrar un proceso de investigación que plantee un proceso o varios procesos, no soluciones puntuales para acometer el problema de la lectura en la educación superior. La Universidad de los Llanos puede convertir esta debilidad en una fortaleza global expresada desde lo regional. El problema puede ser convertido en una gran ventaja mediante la acumulación de saber sobre teoría, metodologías y estrategias para perfeccionar la lectura con impacto en los currículos de los programas.
Posteriormente, puede proyectar ese saber en solución a los problemas de baja lecturabilidad en la educación media y básica del Meta y la región para cumplir con su misión de proyección social.

Los puntos iniciales como propuesta de donde podría partirse, a través de un grupo de investigación integrado por los docentes a cargo de los cursos de procesos comunicativos de la Universidad de los Llanos, tentativamente podrían estar por este orden:

• Las Tics, los Mass Media y su incorporación a los procesos de enseñanza aprendizaje.
• La articulación de la educación básica secundaria y media con a la educación superior en relación con los procesos de formación de la lectura y la escritura.
• Desarrollo de los postulados teóricos y prácticos para la formación y reeducación de “anfibios culturales” de los que hablaba Antanas Mockus: las generaciones que deben nadar en dos aguas y culturas: la lecto escritural y la audiovisual e informática. (Válido para los jóvenes, que carecen de la lecto escritural, así como para los adultos maestros que carecen de la audiovisual e informático).
• Implementación en la Universidad del los Llanos de sistema de selección de aspirantes a los programas que valore las condiciones de lectura de los aspirantes para que la Universidad se concentre en la formación superior que le corresponde, y no en la remedial de la básica y media.

Hace unos dos años, el director del IOCC de la época me pidió un proyecto de investigación sobre el tema. Formalicé un proyecto y lo presenté a la convocatoria. Sin embargo, tal vez, bajo el calor de las clientelas que se estila en las universidades públicas, la persona que me debía asesorar, advirtiendo un error de forma en mi proyecto, me lo puso al frente y moviendo los ojos muy pícaramente me dijo que lo revisara y que advirtiera un error que había.

Lo revisé y no lo pude hallar y se lo volví a entregar. Y el proyecto, fue rechazado por el susodicho error que yo no veía pero mi asesora sí. Ahora me piden que por favor confeccione un curso sobre lectura para estudiantes de último semestre porque les está yendo muy mal con los Ecaes a los estudiantes de últimos semestres. ¡Terrible asunto! Claro que para proyectos a los cuales solo se les puede dedicar 7 horas por semana, igual, no debe ser mucho lo que se pueda hacer.