miércoles, 29 de octubre de 2014

El caso de tres mujeres que buscaban trabajo y un estudiante

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*














La enseñanza de la lectura y la escritura es un campo privilegiado para la interdisciplinariedad. Es decir, la posibilidad de juntar dos o más campos de saber, la mixtura fértil para poder abordar situaciones o problemas desde diferentes entradas. Enseñar a leer propiamente, no excluye la disciplina que se estudie y se puede obtener doble ganancia al leer por ejemplo sobre “historia” para considerar el estilo de un autor, el manejo de la unidades de redacción, la coherencia y cohesión de un texto y otros valores propios de lenguaje puestos en juego en la escritura  y que son recreados en la lectura. Igual serviría un texto sobre ciencia, arte o economía.

Desde el punto de vista ideológico que proyecta un texto, sea sobre la disciplina que sea, se pueden considerar los principios y valores que de manera indirecta o subrepticia desliza un autor. Lectura inferencial, que llaman. Supremamente útil para poner en juego y en deliberación la moralidad  que discurren en nuestra sociedad.

Hace poco tuve la ocurrencia de llevar un texto de un premio nobel de Economía, “Desarrollo y Libertad”, de Amartya Sen,  a un grupo de estudiantes de una disciplina que no tenía nada que ver con la economía. Más concretamente, pertenecientes al ámbito de la salud. Supongamos medicina.

Quería plantear en principio un ejercicio de lectura en voz alta, para mejorar modulación y expresión oral, y revisar uno que otro aspecto de léxico. Escogí el texto porque me pareció provocador e incitador de una enriquecedora discusión. Sobre todo en un grupo de estudiantes que me parecían poco sensibilizados con problemas sociales como la pobreza y la falta de oportunidades  que padecen algunas poblaciones. Los había escuchado decir en más de una ocasión que la pobreza era producto de la ociosidad y falta de iniciativa de la misma gente pobre, y no un asunto de oportunidades y equidad.
El texto decía lo siguiente, lo transcribo textualmente:


CAPITULO 3
La libertad y los fundamentos de la justicia

Permítasenos comenzar con una parábola. Annapurna quiere que le limpien el jardín, que ha estado descuidado, y tres trabajadoras parecidas –Dinu, Bishanno y Rogini- desean fervientemente hacer el trabajo. Annapurna puede contratar a cualquiera de ellas, pero el trabajo es indivisible y no puede repartirlo entre las tres. A Annapurna cualquiera de ellas le haría más o menos el mismo trabajo a cambio de una retribución más o menos parecida, pero como es una persona reflexiva, se pregunta a quién debería darle el trabajo.
Se entera de que, aunque las tres son pobres, Dinu es la más pobre de las tres; todo el mundo está de acuerdo. Esto lleva a Annapurna a mostrarse bastante inclinada a contratarla (“¿Qué puede haber más importante –se pregunta- que ayudar a las más pobre?”).
Sin embargo, también se entera que Bishano se ha empobrecido recientemente y está muy deprimida por su situación. Dinu y Rogini, en cambio, tienen experiencia en ser pobres y ya están acostumbradas. Todo el mundo está de acuerdo en que Bishano es quien está más triste de las tres y en que, desde luego, se pondría más contenta que las otras dos. Este planteamiento lleva a Annapurna a mostrarse bastante favorable a la idea de dar el trabajo a Bishano (“No cabe duda –se dice- de que la primera prioridad debe ser que deje de estar triste”).
Pero Annapurna también le dicen que Rogini padece una enfermedad crónica –que lleva estoicamente- y podría utilizar el dinero que ganara para librarse de ese terrible mal. No se niega que Rogini es menos pobre que las otras (aunque, desde luego, es pobre) y que no es la más desgraciada, ya que lleva sus privaciones con bastante ánimo, acostumbrada, como está, a sufrir privaciones toda su vida (procede de una familia pobre y ha aprendido a asumir la creencia general de que, como mujer joven que es, no debe ni quejarse ni tener muchas aspiraciones). Annapurna se pregunta si, no obstante, lo correcto no sería dar el trabajo a Rogini (“Influiría muchísimo –razona- en la calidad de vida y en la libertad de padecer la enfermedad”).
Annapurna se pregunta qué debe hacer. Reconoce que si sólo supiera que Dinu es la más pobre (y no supiera nada más), optaría por darle el trabajo a ella. También piensa que si solo supiera que Bishano es la que está más triste y la que se pondría más contenta si tuviera la oportunidad de trabajar (y no supiera nada más), tendría excelentes razones para contratar a Bishano. Y también observa que si sólo supiera que la enfermedad degenerativa de Rogini pudiera curarse con el dinero que ganara (y no supiera nada más), tendría una sencilla y clara razón para darle el trabajo a ella. Pero conoce los tres hechos relevantes y tiene que elegir entre los tres argumentos, cada uno de los cuales tiene una cierta pertinencia.

Hasta aquí iba el texto. La pregunta ahora para los estudiantes era, ¿qué harían ellos en la posición de Annapurna? ¿A quién de las tres mujeres contratarían? Se abrió la discusión. En el fondo, la pregunta indagaba sobre las preferencias o la sensibilización en torno a tres aspectos planteados por la parábola: los recursos económicos, empatía emocional con el otro, y la salud, que representaban las tres mujeres. Un aspecto que no apreciaban a primera vista.

Hubo varias respuesta, más o menos argumentadas, pero muy pocas inclinadas al aspecto de la salud que representaba Rogini. Había una moderada solidaridad con la mujer más pobre y poca simpatía por la depresión de Bishano.

La tapa vino con la exposición de un alumno que pidió la palabra. Afirmó sin dudarlo que le daría el trabajo a Dinu, la más pobre. Le pregunté la razón y afirmó más o menos lo que transcribo:

“Siendo la más pobre, estaba en menor condición de negociar el precio, por una parte. De otra, sería más dependiente del trabajo y podría ser de nuevo contratada a bajo costo, tolerando además, por la misma suma, algunos trabajos extras. Era la mejor elección”.  
Tuve la extraña sensación de que no hablaba por sí mismo, sino que repetía un argumento práctico del medio familiar o social del cual provenía. Lo que se me vino en mente fue el neoliberalismo que campea en nuestra sociedad y es factor prioritario de nuestros valores y principios. Cuándo hice una nueva pregunta sobre por qué tan pocos se habían inclinado al factor de la salud representado en Rogini siendo la disciplina propia nadie supo o quiso decir algo. Pero algo intuyo de ello. Lo cual bien da para una nueva entrada.

* Mg. En Educación, Universidad de Caldas.  Lic. Filología e Idiomas, U.N. Docente Facultad Ciencias Humanas y de la Educación. Universidad de los Llanos. Grupo de Investigación sobre Educación, Sociedad y Región, Da Vinci                             
 Integrante Red de Lectura y Escritura en Educación Superior
 –REDLES-    Nodo Centro


Fuentes de Información

Sen, Amartya. 1999. Desarrollo y Libertad.  Editorial Planeta.

Barcelona, España.