martes, 17 de mayo de 2011

¿POR QUÉ MI UNIVERSIDAD NO LEE NI SABE INTERPRETAR?


“El estudio no se mide por el número de páginas leídas en una noche, ni por la cantidad de libros leídos en un semestre. Estudiar no es un acto de consumir ideas, sino de crearlas y recrearlas”. Paulo Freire

Por: Jhon Alexander Osorio.
A mi modo de ver, es claro que los problemas de lectura y escritura, en los estudiantes que deciden cursar carreras de pregrado, son problemas que tienen un origen en el bachillerato.
Pero también creo que, aparte de ser un problema de enseñanza o metodologías empleadas por los docentes, se trata de un problema social y económico. Me refiero con problema social, para explicarlo de una manera sencilla, a la siguiente situación: un docente deja un trabajo que consiste básicamente en leer un libro, y hacer un escrito sobre éste. Dos estudiantes; uno de pocos recursos y otro de familia adinerada, llegan a su casa. El primero no podrá comprar el libro pues no tiene para comer, menos para un libro. Y en caso que pudiese acceder al libro muy posiblemente tendría que ponerse a trabajar, lo cual no le daría tiempo de hacer la lectura y escritura. En cambio el segundo estudiante, podrá acceder al libro sin problemas, tendrá todo el tiempo para realizar la actividad, sin mencionar que debido a las circunstancias económicas y sociales, sus padres han fomentado un hábito de lectura en el hogar.
Pero lo grave de la situación es que, aparte de que no se brindan las garantías económicas para que todos los estudiantes puedan acceder al conocimiento, tampoco se brinda una garantía o una opción critica, puesto que en la mayoría de los casos el docente pide un resumen del libro. Que no es más que una trascripción de la idea de otro pero, pocas veces, se permite que el estudiante haga su propio análisis y proponga nuevas ideas. Claro, esto iría en contra de esa pedagogía tradicionalista que muchos colegios se niegan a cambiar.
Ahora miremos la problemática a nivel de las universidades. El estudiante con dinero que mencionábamos, rápidamente accederá a una universidad. Generalmente será a una universidad privada, pues su capacidad económica se lo permite. No negaré que el cambio de contexto educativo, le ocasionará algunas dificultades, pues “ya no habrá docentes que simplemente lo pongan a trascribir ideas de un texto, pedirá las suyas”. Por supuesto, esto será un gran problema para el estudiante. Pero no le será tan difícil adaptarse, pues aunque no sea muy crítico, sí ha leído en su bachillerato y cuenta con una gran cantidad de conceptos.
Pero la situación para el estudiante de pocos recursos, es totalmente diferente. Primero, es poco probable que pueda ingresar a una universidad. En el caso de lograr tal hazaña, al igual que para el otro estudiante mencionado, el nuevo contexto educativo será una pared en la que se estrellará inevitablemente. Pero para este estudiante, sí será mucho más difícil adaptarse, puesto que aparte de no tener un poder interpretativo y crítico, ni siquiera ha leído, por lo que el proceso de adaptación debe ser doble. Primero, habituarse a la actividad de lectura, y después, aprender a ser crítico.
Por último y como reflexión, quisiera que todos diéramos un vistazo a la actualidad de nuestra educación superior pues creo que, poco a poco, nos estamos convirtiendo en un colegio más que un una universidad. Analicemos cuántos docentes fomentan la crítica o qué garantía se nos da para el desarrollo cognoscitivo. Creo que muy poco, en los dos casos. Pues parece que se nos quisiera enseñar a memorizar conceptos y no a pensar, por lo cual debemos comenzar a movernos, a fomentar en nuestros compañeros y profesorado, la importancia del debate, la creación de grupos de estudio y todo lo que sea necesario para no perder la calidad de universidad.