sábado, 7 de noviembre de 2015

Sobre el futuro de las profesiones literarias en la localidad Memorias de un taller de escritores



Por: Otto Gerardo Salazar Pérez
        Grupo de Estudio Da Vinci
       Grupo de Investigación sobre Educación, Sociedad y Región, Da Vinci
       
       Universidad de los Llanos

       Facultad de Ciencias Humanas y de Educación

Las reflexiones que quiero hacer se relacionan con un taller de narrativa que dirijo en la Universidad de los Llanos desde hace un año. El propósito básico del taller era “promover  la apreciación y la producción narrativa en la Universidad de los Llanos y su ámbito de influencia”.  La primera semana contamos con una afluencia numerosa de participantes: 39 talleristas tomaron puesto. Hicimos explícitos los objetivos del taller, presentamos de manera resumida los contenidos y nos pusimos a trabajar.

Planteamos que, de manera alterna y mientras se fuera desarrollando el taller en el primer período de 2015, leeríamos la obra de cuatro de los autores contemporáneos más mediáticos. Aquellos que han alcanzado reconocimiento de la crítica y han logrado cierta fama entre los lectores colombianos no especializados: Fernando Vallejo, Héctor Abad Faciolince, William Ospina y Jorge Franco. Todos ellos, con numerosas y prestantes obras; “El Desbarrancadero”, “El Recuerdo que seremos”, “Ursúa” y “Rosario Tijeras”,  para citar un ejemplo.

Igual, trabajamos aspectos técnicos de la narrativa como la definición y construcción del narrador como ente ficticio, las curvas de interés en el relato, la diferencia y especificidad de los géneros literarios, etc.

Sin embargo el desarrollo del taller puso una primera prueba para los narradores en potencia. La disciplina y el trabajo arduo. La opción de la escritura no funciona como pasatiempo, sino como entrega y modo de vida. Así, con los días se fue menguando la asistencia. La demanda de lectura de la obra de los autores escogidos, los requisitos para plantear y desarrollar una historia inédita que contar en términos literarios, frustró a varios participantes iniciales.

Se fueron quedando, y eso pronto fue evidente, personas que ya tenían un ejercicio previo de escritura. Lugo Emilio Sánchez, Jorge Aristizabal, Dago Alberto Piñeros, Alejandra Morales, Héctor León Cortés. Con ellos superamos felizmente el primer período.

En el segundo, nuevos escritores se acercaron. Todos con las mismas motivaciones de los anteriores. Desarrollar una obra en mente, ir labrando una carrera como escritor o escritora. Para esta nueva fecha nos plateamos nuevos autores: Raúl Gómez Jattin, Efrain Medina Reyes y Rafael Chaparro Madiedo. Escritores bastante contemporáneos, no siempre fáciles de recepcionar y entender.

Lo cual implica de por sí una nueva prueba. Conocer las obras de los autores contemporáneos, aquellos que marcan tendencias. Es difícil estar de acuerdo con ellos pero es imposible ignorarlos si queremos abrirnos campo en el medio. Normalmente, nuestro estilo, nuestros temas están marcados e impregnados de las sucesivas y múltiples lecturas de las que estamos cargados. Nos otorgan conocimiento pero igual, pueden ser un lastre si no nos abrimos a nuevas propuestas.

Es un principio de la renovación de las literaturas. El juzgamiento y burla de los predecesores. Toda nueva y buena obra literaria revalúa las anteriores, surgen de manera contestataria y como alternativa a las consagradas y establecidas en el corpus de obras convencionales y aceptadas. De otra forma, no evolucionaria la literatura ni tendríamos variedad y nuevas propuestas.

No obstante, con el tiempo, y viendo los tiempos y el clima cultural que impera, me asalta la inquietud de la demanda –al menos localmente- del saber literario y del consumo de literatura en la región. Casi nulo, si vamos a hablar de ello. Los libros circulan con agonía y lentitud. Se lee en términos académicos pero poco en sentido literario. Es decir de busca y se prodiga una lectura útil, con fines de conocimiento. Si no hay mercado, si no hay demanda, tarde o temprano se marchitará la oferta. O por decirlo de otra forma, quienes ofertan un servicio o un producto, deberán trasladarse a otras plazas donde haya demanda. Nadie escribe en vacío y para no ser leído. El libro también es un mercado y cuesta producirlo como producto. Y si no se vende, si no circulan las ideas en ellos planteadas pues, pierde sentido de alguna forma.

Finalizando el taller, en octubre,  hicimos una actividad a descubierto, en plena ciudad. Nos tomamos como Taller de Escritores del Parque Infantil y exhibimos libros de segunda totalmente gratuitos para quienes se acercaban. Uno que otro joven se acercaba, ojeaba y preguntaba si se podía llevar alguno. Se alejaban con la sensación de suerte, de haber hallado algo de valor a disposición y de manera gratuita. Más o menos así es, de eso se trata la literatura. No hay afán y este pueblo en proceso de ser ciudad, deberá contar muchos años más para que la lectura de literatura se instale como hábito y tradición en su población.


                                                                                                                   

miércoles, 29 de abril de 2015

Colombia: sistema educativo fallido


Por: Otto Gerardo Salazar Pérez
        Grupo de Estudio Da Vinci
       Grupo de Investigación sobre Educación, Sociedad y Región, Da Vinci

La educación es el campo de batalla donde su juega el factor básico de la sobrevivencia, la información. Es un enfrentamiento de vieja data, pero tuvo especial definición y relevancia en la conformación de los nuevos estados nacionales, una vez derrotadas las monarquías. La revolución, en un principio, fue fruto de la alianza estratégica y temporal de la burguesía emergente y la plebe.

Una vez descabezados los regímenes feudales y triunfantes las revoluciones sobrevino el espinoso tema de repartir el poder entre burguesía y plebe. Donde el pacto se mantuvo, se acordó educación para todos de igual calidad, como garantía de acceso al poder y la información; la división tripartita de los poderes y las libertades de opinión y expresión. Cosas fundamentales. Por ello las genuinas democracias  no discriminan la educación entre pública (para la plebe) y privada (para la burguesía). Existe una sola educación como garantía de igualdad para todos los miembros de la nación.

Las nacientes naciones como la nuestra, que se decidieron por regímenes fraudulentos con vestidura de democracia, se aseguraron de establecer de manera intencional  sistemas educativos débiles, torpes y fallidos como el nuestro. Forma efectiva asegurarse el poder y de contener los sectores populares.

Basta compararlo con sistemas educativos de países donde funciona la democracia. Educación única para los ciudadanos, gratuidad, calidad, y pertinencia.  Elementos de los que carece nuestro pomposo sistema educativo bajo la administración del Ministerio de Educación.

Ministerio al que pueden llegar personajes mediocres, sin formación ni experiencia. El mérito de Gina Parody para estar en el ministerio fue ser transfuga del uribismo y haber consignado un apreciable número de votos en Bogotá en las elecciones presidenciales pasadas con tres representantes más.

Su manejo del Sena fue inocuo, su formación no la acredita para la cartera que ostenta y su intransigencia personal no la exculpa de su torpeza; ni a ella y ni al presidente Santos quien es el directo responsable de su representación en el Ministerio.

¿Quién les va a creer ahora el cuento y el plagio del eslogan de la gobernación de Antioquia de que Colombia será en el 2025 el país más educado de Latinoamérica? Retórica vacía y plagio propagandístico sin inspiración profunda y concertada con todos los estamentos sociales.  

Las cosas, de fondo, por ahora, ni Fecode ni el Ministerio de Educación, las pondrán sobre la mesa: única educación para todos los colombianos, gratuita hasta niveles postgraduales,  calidad y pertinencia. Lo cual comienza, por supuesto, con mejor formación y remuneración de los maestros, descongestión de aulas y ajuste apropiado en términos pedagógicos de relación maestro alumno.

En últimas, propósito nacional  prioritario para hacer de la educación el eslabón básico en la agenda del desarrollo del país, y a través de ello, dignificación de la profesión docente, consecuencia necesaria de una sociedad desarrollada, inteligente y educada.  

Mientras, una población sin educación precisamente, aupados por los medios, cuya misión es profundizar la ignorancia, generan la sensación de que los niños sufrirán daño irremediable, cuando las condiciones para tal daño están dadas a diario en las estructura roídas del sistema educativo colombiano. 


lunes, 2 de marzo de 2015

¿Investigación Estatista?



Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

A la poca investigación que hay en Colombia –así en ciencias duras como sociales- se suma Colciencias como factor negativo y contraproducente.

El bautizo de fuego que tiene todo investigador en el país, como sabemos, es tener el Cvlac. Los que no pueden con el enredo de llenar el formato de registro, minucioso, en apariencia sencillo, de una estultez burocrática, recurren a algún estudiante de sistemas que, gozando de tiempo, puede dedicar horas y días al oficio de hacer el registro de una manera completa. Igual, se le puede encomendar la vigilancia perpetua del Cvlac para actualizar publicaciones, cursos y formación del investigador para que no se desactualice.

En últimas, algunos de los escasos grupos han debido afrontar una decisión para que el grupo funcione, una vez el pelado de sistemas se gradúa y se va. Sacrificar a uno de los investigadores que afronte este trabajo engorroso, para que además, esté al tanto de las convocatorias de investigación de Colciencias.

Si consideramos en suma el sacrificio de un investigador por grupo y tenemos en cuenta el número de grupos con y sin registro aún en Colciencias, considérese la inteligencia derramada y desperdiciada en la absurda acción burocrática y kafkiana de Colciencias.

Pero la cosa no ha terminado. ¡Ajaaaa!!! Viene ahora el GrupoLac. Más puntilludo aún. Y de contera el procesos de medición y clasificación que hace Colciencias. El GrupoLac el registro del grupo es igual o peor de engorroso que CvLac. Hay que tener la paciencia de un Gandhi y la persistencia de una Mandela.

Por ejemplo, la última convocatoria realizada por Colciencias para medir y clasificar grupos generó una desbandada de reconocidos grupos de investigación en ciencias sociales del país que tiene en entredicho la legitimidad y principios del mismo Colciencias.

A manera de ejemplo, los grupos de investigación del área de literatura de la Universidad Nacional renunciaron a participar a partir de argumentos como:

“… la convocatoria, titulada “Modelo de Medición de Grupos de Investigación, Desarrollo Tecnológico o de Innovación y de Reconocimiento de Investigadores del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, Año 2014”, desconoce totalmente la naturaleza de las humanidades y está exclusivamente pensada en función del campo de las ciencias duras y aplicadas. No tiene ningún sentido que nos presentemos a una convocatoria que no incluye nuestro campo y nos mediría por criterios ajenos a nuestras disciplinas.”

“… nos obligaría a emplear todo el tiempo disponible para la investigación en trámites burocráticos estériles y engorrosos, trámites de verificación que le corresponden a Colciencias y no a los investigadores. Los criterios de la convocatoria, que van directamente en contra de la Ley Antitrámites, parten de varias premisas inadmisibles: una, se supone de entrada que el investigador actúa de mala fe y tiene que comprobar que todas sus publicaciones existen, incluso las que ya tienen ISBN.”

“… la convocatoria, además de tener una postura policiva, impone criterios de evaluación sesgados, que suponen que toda publicación extranjera es, por definición, mejor que una nacional, cuando el valor de un producto académico depende también de sus objetivos, y de la comunidad académica o el público al que va dirigido.”

¿Mas claro?

Esto sin mencionar grupos de investigación muy reconocidos, con figuras como Carlos Eduardo Vasco y Arturo Escobar, de universidades como la del Valle, la Pedagógica, la Javeriana, Distrital, y un largo etcétera.

Conclusión. El modelo de investigación que impulsa y pretende Colciencias es Estatista, policivo, lo que va en contrasentido a las posibilidades de desarrollo del conocimiento, la ciencia y la tecnología en el país. Su aparataje burocrático tiene la intención de obstaculizar y frenar el impulso investigación que de manera incipiente bulle en las universidades del país.

No es casual, en ámbitos restringidos de democracia, la primera víctima sea el saber, artillada desde las institucionalidades vacías disfrazadas de auspiciadoras.

De colofón, sería muy bueno saber la posición institucional de la Universidad de los Llanos y contar con la posición de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad, ya que en nuestros ámbitos fue promovida la convocatoria.

* Mg. En Educación, Universidad de Caldas.  Lic. Filología e Idiomas, U.N. Docente Facultad Ciencias Humanas y de la Educación. Universidad de los Llanos. Grupo de Investigación sobre Educación, Sociedad y Región, Da Vinci                             
 Integrante Red de Lectura y Escritura en Educación Superior
 –REDLES-    Nodo Centro


                                                                             
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