Tiene
sentido celebrar el día del Idioma
Por: Otto Gerardo Salazar Pérez
Grupo
de Estudio Da Vinci
Docente del
Curso Procesos Comunicativos
Solo los países de culto
al saber escolástico rinden desmedido tributo a la lengua. Muy pocas naciones
tienen “academias de la lengua”, para incienciar y rezar las fórmulas de la
corrección y el buen hablar. No me refiero a los institutos de investigación en
lenguas, como el Instituto Caro y Cuervo, el Instituto Cervantes, por ejemplo,
u otros por el estilo. Se supone que un “instituto” describe, adelante estudios
sobre la lengua, investiga, etc., pero no da reglas ni establece normas de
escritura y buen hablar, que es la tendencia de las “Academias”, asociaciones de
pares de saber caduco que pretender imponer el habla y mantener en cinturón de
castidad la dinámica activa y mutante de las lenguas naturales.
Aparte de eso, ¿por qué es
preciso celebrar el día del idioma?
En primer lugar, el
lenguaje es pre requisito de la existencia de sociedades, de grupos humanos que
en la articulación de acciones coordinadas, como dice Maturana, lograr superar
su condición de individuos subjetivos para llegar a la condición social
intersubjetiva, lo que marca el proceso civilizatoria, colaborativo y de
construcción del saber colectivo. No es poca cosa.
Segundo, el idioma esta
estrechamente vinculado con nuestra capacidad de pensar. El horizonte de
pensamiento de un ser humano es equiparable al desarrollo y consolidación de su
lenguaje. Un lenguaje pobre y escasamente desarrollado, se convierte en un pensamiento
pobre y escasamente desarrollado. El lenguaje es el repositorio del saber
humano, dice Ayakawa.
Tercero, el lenguaje es la
base de la expresión, del examen interno, del autoconocimiento, lo cual, en términos
de los griegos, del conócete a ti mismo, no es poca cosa.
Cuarto, el lenguaje nos
margina o nos permite acceder a recursos y fuentes de poder. Teum Van Dikj, el lingüista
holandés, en su Análisis Crítico del Discurso,
ACD, describe cómo el acceso diferenciado a los recursos del lenguaje y
el “discurso” nos pone en situación de ventaja o desventaja en el juego social
y la persecución de los recursos.
Quinto, el lenguaje tiene expresión
en la forma de arte que es la literatura. Fue consuelo, refugio y fuente de
transmisión de conocimiento para las primeras sociedades nómadas de la
humanidad. Contar historias, narrar, contar, fue la primera forma de comunidad alrededor
del fuego para conjurar el miedo, organizar la experiencia y transmitirla a los
demás. Por ello celebramos a Cervantes, a García Márquez, a Shakespeare.
No son los únicos
factores, otros nuevos se han sumado, muy potentes, de los que habla Lyotard,
J. F. en "La condición postmoderna. Informe sobre el saber".
Ubica el lenguaje en el
centro del saber y las ciencias de punta: "…desde hace cuarenta años las
ciencias y las técnicas llamadas de punta se apoyan en el lenguaje: la
fonología y la teorías linguísticas, los problemas de la comunicación y la
cibernética, las álgebras modernas y la informática, los ordenardores y sus
lenguajes, los problemas de traducción de los lenguajes y la búsqueda de
compatibilidades entre lenguajes-máquina, los problemas de la memorización y
los bancos de datos, la telemática y la puesta a punto de terminales
"inteligentes", la paradojología."
Lyotard sostiene también:
"El saber en general no se reduce a la ciencia, ni siquiera al
conocimiento". Es apenas una parte y suele desconocer el saber
tradicional", (...) "la preeminencia de la forma narrativa en la
formulación del saber tradicional". "El relato es la forma por
excelencia de ese saber". Ese saber -el científico- se encuentra así
aislado de los demás juegos del lenguaje cuya combinación forma el lazo social.
Es así que las
Universidades y los centros educativos deberán promover y estimular las formas
del discurso narrativo, generador en mayor medida del lazo social, promotor de
valores morales, éticos y afectivos para restituir en parte el desbalance que
se ha zanjado por una educación formal que privilegia el discurso científico.
Objeto central que persigue el Taller de Escritores de la Universidad de los
Llanos.