Por: Otto Gerardo
Salazar Pérez
Docente Escuela de Humanidades,
Facultad de Ciencias Humanas y Educación
Coordinador
del Grupo de Estudio Da Vinci
A través de la resolución 057 de 2018
el Consejo Superior de la Universidad abrió reciente la convocatoria a la
elección de rector y decanos de la Universidad de los Llanos. La elección se
realizará el próximo 26 de octubre, es decir, a solo mes y medio. La perspectiva
y coyuntura de elección abre un espacio oportuno a la reflexión del quehacer y
direccionamiento de la Universidad de los Llanos para los próximos tres años,
2019, 20 y 21, que serán cruciales para superar circunstancias de
desestabilización institucional que se han debido salvar relativos a la
suspensión del rector en propiedad y un decano que fueron elegidos para el
periodo que termina y que no pudieron concluir el mandato de sus planes de
gobierno que emanaba de sus respetivas elecciones en propiedad.
Para los próximos tres años la
Universidad afronta varios retos: en términos financieros, de procesos de
acreditación, la superación del bache que representó la perdida del registro
calificado de uno de sus programas en la Facultad de Ciencias Humanas y la
respuesta a demandas de apertura de nuevos programas, de la consolidación de
los procesos académicos e investigativos que demanda el cumplimiento del Plan
de Desarrollo Institucional próximo a vencer y, en general, al acoplamiento y
afrontamiento de la política que emanará del nuevo gobierno de Duque, que
afecta dimensiones cruciales de desarrollo de la región en términos de
educación, paz y desarrollo.
Frente a ello, la Universidad, deberá
validar su naturaleza de institución de formación superior, sus principios de
autonomía y la “misión” y “visión” que define su quehacer en la región. Algunas
de ellas, frente a las demandas del gobierno, los sectores productivos que la
circunscriben la obligan a defender su naturaleza e incluso le exigen validar
la función social y cultural que representan las instituciones de educación
superior en el mundo, la cual no puede engancharse exclusivamente a exigencias
productivas, de demanda y oferta económica, sin atenerse a la rentabilidad
social para atender sectores sociales vulnerables y desarrollar y consolidar
visiones de pensamiento crítico que sean factor de reflexión profunda del
sentido y desarrollo de la región y el país. Se espera de ello, superar un
operar que se limita a aterrizar políticas de gobierno que en ocasiones son
lesivas para el mismo desarrollo educativo del país, como recién pasó con el
Plan Ser Pilo Paga en universidades acreditadas, que terminó siendo factor de
desfinanciamiento del sector educativo público en post del beneficio de
instituciones de educación superior privada.
Dentro de todo lo anterior, son
cruciales las humanidades. Y la Facultad que precisamente lleva su nombre,
deberá ser líder de esta cuestión en comunión con la misión y visión de la
Universidad de los Llanos, la cual
expresa en primer orden: formar integralmente ciudadanos y
propender por ser la mejor opción de Educación Superior de su área de
influencia dentro de un pensamiento reflexivo.
Martha
C Nussbaum, en: “Sin fines de lucro. Por qué la democracia necesita las
humanidades” plantea al respecto como necesaria salvaguarda y contención del
Estado burocratizado la actitud activa de la ciudadanía como responsabilidad para hacernos cargo de nuestra vidas los
siguientes presupuestos:
“La aptitud para reflexionar
sobre las cuestiones propias y las políticas que afectan a la nación:
analizarlas, examinarlas, argumentarlas y debatirlas.
La aptitud para reconocer a los otros ciudadanos
como personas con los mismos derechos que cada uno de nosotros, aunque sean de
diversa raza, religión, género u orientación sexual. Verlos como fines en sí
mismos y no como medios o instrumentos para obtener beneficios propios.
La aptitud de interesarse en la vida de los
demás.
La aptitud para imaginar una variedad de
cuestiones complejas que afectan la
vida humana en desarrollo
La aptitud para emitir juicios críticos sobre
los dirigentes políticos, desde
una perspectiva realista y apreciando las
posibilidades de acción que tienen.
La aptitud para pensar en el bien común de
nuestro país, considerado como un todo y no desde la perspectiva de un grupo
interesado solo por las relaciones locales.”
Contrario a lo anterior, una política global
desestimula en la Universidades el desarrollo y consolidación de la
humanidades. El desarrollo de la ciencias básicas y aplicadas, el interés por
la investigación con miras a la transferencia tecnológica al sector productivo
y el rendimiento a los propósitos de formación de mano de obra calificada,
tiende a desvirtuar la naturaleza original de los centros de pensamiento que
deben ser las universidades, anclada a los procesos de investigación
consolidados y con tradición para obtener profundidad y consistencia en el
pensamiento crítico social.
la Universidad de los Llanos, puede profundizar y
consolidar como deuda en la región, el desarrollo de las humanidades en dos
programas fuertes: los idiomas, con su derivado de estudios de la dimensión
lingüística del ser humano, y la sociología, como marco de comprensión
científica de la dinámica social. Dos requerimientos urgentes en la región para
consolidar el análisis social y la formación en lenguas extranjeras como
estrategia para profundizar la dimensión
la internacionalización de la Universidad. Dos programas ya en curso, uno de
ellos, el de idiomas, aprobado por el Consejo de Facultad, y supuestamente en
curso en la oficina de Acreditación.
Para lo cual, planteamos un serie de principios que
oriente y consoliden la acción de Facultad y que sean banderas para quienes
aspiren a la Decanatura en la Facultad de Ciencias Humanas y Educación.
·
Confianza
·
Transparencia
·
Legalidad
·
Centralidad de lo académico y humanístico como esencia de
la universidad
El primero de ellos, la confianza, tiende a recuperar la cohesión, el concurso y
implicación de todos los docentes que hacen parte de la Facultad.
El segundo y el tercero, la transparencia y la legalidad,
relacionados con la ética de lo público.
Y el último, Centralidad
de lo académico y humanístico como esencia de la universidad, como
instituyente y faro de lo que debe
constituir en esencia para la Facultad de Ciencias Humanas y el resto de la
Universidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario