viernes, 23 de junio de 2017

Proyectos Políticos Nacionales y Educación

Este ensayo reflexiona sobre el déficit histórico de los sistemas educativos en algunos países latinoamericanos y su relación con el desarrollo social y consolidación de los proyectos nacionales. Señala los elementos de una negación sistemática de la educación hacia los sectores populares a través de varias medidas entre las que se pueden considerar: segregación por normas, baja formación del cuerpo docente que atiende la educación pública, desfinanciamiento crónico y abandono de las funciones del Estado en su responsabilidad de atender el derecho fundamental de la educación como garantía de igualdad para todos los sectores de la sociedad mediante el estímulo a la educación privada. Vincula la falla de los sistemas educativos a la frágil institucionalidad de las naciones, al limitado desarrollo social.

Mucho antes de los procesos de insubordinación y consolidación de los procesos de independencia de las nuevas naciones latinoamericanas, era evidente la restricción de la educación en los vastos territorios del dominio español. La prohibición expresa de la importación de imprentas hacia el territorio americano, el impedimento a la libre circulación de textos y la limitación en los centros de enseñanza a contenidos del escolasticismo, contrariando incluso las disposiciones de planes de estudio renovados que había ordenado impartir Carlos III, para la enseñanza de las matemáticas, geografía, medicina y astronomía. Esta enseñanza era considerada por los padres dominicos, que atenazaban la educación en América, como vulneraciones en contra de la doctrina de la iglesia.

Un plan de renovación del plan de estudios de medicina para el Colegio Mayor de Cundinamarca, en Virreinato de Nueva Granada, propuesto por José Celestino Mutis en 1762 -promotor de líder de la primera expedición botánica en América llevada cabo por españoles-, se vio frustrado al no tener maestros que aplicaran a esas cátedras y asumieran la enseñanza a las nuevas generaciones, mientras las pestes como la viruela y otras enfermedades azotaban el virreinato. (Arciniegas, G., 1938).

Con el advenimiento de las nuevas naciones, las cosas no cambiarían mayormente. Los colegios en la Gran Colombia, nombre que adoptó la porción del virreinato de Nueva Granada que comprendía las actuales Colombia, Venezuela y Ecuador, siguió en manos de órdenes religiosas y el acceso a ellos estaba limitado para jóvenes de clases altas. La mayoría de la población era analfabeta. El ejercicio ciudadano para el voto, igual, quedó supeditado al grado de formación y tenencia de tierra, con lo cual la mayoría de la población quedó excluida del ejercicio político y cimentó las bases de un Estado débil y excluyente.

En un trabajo para la UNESCO sobre educación (1992), Ernesto Schiefelbein consignaba: “La calidad –en el contexto histórico y social de América Latina- está relacionada con cosas tan simples como la lectura, escritura y matemáticas elementales y un aprendizaje que tenga relación con la vida cotidiana. Estas destrezas parecen demasiado simples para muchos observadores pero son muy difíciles de lograr en la escuela pública promedio, que atiende a la mitad más pobre de la sociedad”.

Para algunos críticos, como Miguel de Zubiría Samper (1995) esta “calidad” deficiente, no viene a ser otra cosa que un escamoteo solapado, una sustracción disimulada, una restricción con tradición histórica para negar la educación a los sectores populares de América Latina.

Los costos sociales en términos de desarrollo y consolidación de los sistemas educativos en la región, igual, se corresponden con proyectos políticos de Nación o Estado frustrados en América Latina donde, pese a unos doscientos años de transcurrir histórico, los términos de democracias efectivas e incluyentes, están lejos de cumplirse. Carlos Alberto Torres (2001) sostiene que el mensaje ilustrador fue claro: “no hay grandes probabilidades de avance social sin mayores y mejores niveles educativos (…) la educación aparece no solo como consumo sino como una inversión de enorme rentabilidad”.

“La educación elemental y secundaria en la región –subraya- continua siendo segregada por clases sociales: los pobres estudian en la escuela pública, y los sectores medios y altos florecen educativamente en instituciones privadas”.

Un conjunto de medidas, desde prohibiciones expresas de segregación, fractura de sistema educativo por  clases, estratificación, escalonamiento a manera de compuertas, con niveles de calidad dispar, desfinanciación crónica, no profesionalización del ejercicio docente, desinstitucionalización de la educación pública transferida al sector privado, han terminado por constituir sistemas educativos fallidos y han promovido estados y proyectos de nación frustrados en perennes estados de subdesarrollo, jugados en las sociedades actuales del conocimiento donde la brecha del conocimiento se agiganta cada vez más en relación a las naciones desarrolladas. Las consecuencias, de manera clara, se expresan no solo en los niveles de subdesarrollo social sino en los logros de consolidación de los proyectos de nación en América Latina, sometidas en términos nuevos a crisis internas y a procesos de dominación y sometimiento por parte de intereses externos. 

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