jueves, 19 de mayo de 2016

Las nuevas formas de leer y estatuto del saber en la postmodernidad


Por: Otto Gerardo Salazar Pérez

Las nuevas culturas que se manifiestan en la escuela u otros escenarios, a cualquier nivel: orales, escriturales y audiovisuales se relaciona con formas de abordar el conocimiento de manera diferente en procura de propósitos colectivos: la búsqueda y gestión del conocimiento. Maestros y estudiantes, por ejemplo, tiene una relación con la lectura y sus formas de producción, circulación y acumulación del saber que es diversa. Las culturas orales secundarias –saben leer pero leen poco-, obedecen a psicodinámicas de oralidad según lo mencionado arriba; las culturas letradas, formadas y centradas en el libro, discurren en sus modos de pensar de manera lineal y lógica; las nuevas culturas audiovisuales y tecnológicas, tienen un marcado modo analógico de relación y asociación. Son divergentes y creativas, difieren en las maneras de pensar y actuar a las generaciones inmediatamente anteriores.

Lo afirmado configura uno o varios campos de tensión. Lo que traen a colación McLuhan, García Canclini, Eco y otros teóricos es lo que se podría llamarse un malestar de la cultura. Un campo de tensión, de rechazo a la tradición por una parte, o a lo nuevo por la otra.

Según Armando González Segovia (2003), la postmodernidad, se caracteriza por varios elementos, a saber: "fragmentación cultural en la sociedad, cambio tecnológico complejo y veloz, saturación de información, consumo masivo de objetos e imágenes, predominancia del hedonismo y carencia de compromiso social, culto a lo natural y valores permisivos y light con relación a modos de vida personales".

Sin embargo, este trabajo planteado tiene como límites el conocimiento en lo que significan la incorporación y uso de los dispositivos tecnológicos personales: el PC, la Table, Smartfhone, en las formas de leer.

Así la lectura en su tecnología básica esté jugada en lo mismo: la decodificación de signos impresos sobre cualquier superficie: tablillas de barro, cortezas de árbol, papiro, papel, pantallas LED o LCD, etc., este cambio lleva de por sí radicales efectos. Por ejemplo, la impresión en papel, que dio la bienvenida a las culturas tipográficas, mediante la masificación del libro originó la lectura silenciosa y personal. Y de ello se siguió un cambio radical en relación al saber. Se leía un solo ejemplar en colectivo básicamente para retener el conocimiento, para repetirlo de manera precisa. Con la lectura silenciosa y solitaria, surge la crítica, el cuestionamiento y a la postre da en una nueva relación con el conocimiento.

Martín-Barbero (2000: p.105), por ejemplo, desde el campo de estudio de la Comunicación Educación, señala:

“Un proceso que no había tenido casi cambios desde la invención de la imprenta sufre hoy una mutación de fondo con la aparición del texto electrónico. Que no viene a remplazar el libro –pueden estar tranquilos los profesores que el libro no va a desaparecer-, sino a descentrar la cultura occidental de su eje letrado; a relevar al libro de su centralidad ordenadora, de la disposición ordenada de saberes que la estructura libro había impuesto al movimiento de la escritura y la lectura, esto es, su secuencialidad de izquierda a derecha y de arriba abajo”.

Excepto por algunas pistas que da Coiro (2003) al referir la “Serendipia”; la búsqueda y el hallazgo por azar de información, a través de múltiples y analógicos senderos configurados por los “enlaces” que llevan de un texto a otro, no solo escritos sin iconícos, sonoros, etc., es relativo poco el estudio que se ha hecho sobre las nuevas pautas de relación con el conocimiento a partir de la lectura que se da en dispositivos tecnológicos. Al saber sistemático, analítico y racional, las nuevas formas de leer plantean nuevas formas de relación con el conocimiento: asistemático, creativo, heterogéneo en la admisión y combinación de códigos con marcado acento emocional. La palabra, el “concepto” que cifraba el lenguaje escrito tradicional es remplazado por el “emoticón”.

Las posibilidades de hacer aportes teóricos importantes a sectores amplios, como el educativo, empresarial, comunicacional y otros desde el punto de la emergencia de nuevas formas de leer a partir de las nuevas tecnologías, brindaría elementos de reflexión de gran interés en la medida que traen a colación el concepto de saber y conocimiento.

En la actualidad y con lo que significa la incorporación refinada de nuevos dispositivos usados para la lectura, igual, es de esperarse un remezón. No solo porque el soporte eleva en proporciones geométricas la cantidad de oferta textual de variadas condiciones -lo que hace imposible leer como se leía de manera tradicional-, sino porque estas nuevas tecnologías cambian de manera radical todas las esferas de actividad humana; Para relacionarnos, para interactuar, para gobernar y ser gobernados, para acceder a bienes y servicios.


Sin embargo, la relación de la lectura con el conocimiento, sigue siendo la más trascendente ya que en ella se resuelven las demás. 

Referencias Bibliográficas:
Garcia, N. (1990) Culturas Híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad. Editorial Grijalbo. México. 1990 ..

González, A. (2003) La Postmodernidad y otros conceptos en la Enseñanza de la Ciencia de la Historia. Ponencia del VIII Simposio de Historia de los Llanos Colombo Venezolanos. Villavicencio.

Lyotard, JF. (1991). La condición postmoderna Informe sobre el saber. Buenos Aires: Ediciones Cátedra. 2°.
Martín-Barbero. J.  (2002).  La globalización en clave cultural: una mirada latinoamericana. Globalismo y Pluralismo. Monteral, abril 2002.
McLuhan, M. (1962). La Galaxia Gutemberg: génesis de homo tipográfhicus

McLuhan, M. (1996). Comprender los medios de comunicación. Paidos Editorial. Barcelona.

Ong, W. J. (1982). Oralidad y escritura. Bogotá: Fondo de Cultura Económica.

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