A
“Ordenar el pensamiento”…
Por:
Otto
Gerardo Salazar Pérez
Director Escuela de
Humanidades, Facultad Ciencias Humanas y Educación
Grupo de Estudio Da Vinci
Grupo de Investigación Da Vinci
Humanidades, Cultura y
Desarrollo
Recién se socializó el
trabajo de prospectiva sobre el futuro desarrollo de la región de la Orinoquía
en la publicación: “Visión de visiones, el desarrollo sostenible, las voces de
los territorios”, producto del convenio de Cooperación Ecopetrol-Unillanos. La
coordinación y ejecución estuvo a cargo del Instituto de Ciencias Ambientales
de la Orinoquia Colombiana y la Maestría en Gestión Ambiental Sostenible de la
Universidad de los Llanos 2015.
Es un trabajo sólido y
juicioso. Pero como todo trabajo de prospectiva, es un buen listado de deseos
mediados por una ardua reflexión de varios intelectuales y comunidad de la
región, un balón lanzado al campo de otros, los decididores que llaman en el
ámbito político y gubernamental del orden nacional y de los sectores
productivos y económicos que tendrán la última palabra. El sector minero, de
hidrocarburos, los palmeros y funcionarios de orden nacional con visión centralista
de gestión y con intereses particulares jugados en la región. Así funciona la
planeación en este país, derivada de una carta magna que en muchos aspectos es
otra ruta de deseos y buenos propósitos que no se cumplen.
Decía Adamoli Maesani
que los programas y los planes de gobierno en Colombia suelen ser listas de
deseos que suelen carecer de un “cómo lograrlos”. Así, su enunciación no
compromete a nadie en cumplirlos. No obstante, si esos mismos propósitos se
enunciaran en metodologías de “cómo
logarlos”, estaríamos más cerca de alcanzarlos.
La región no ha estado
ajena a los procesos de prospectiva y planeación que son como huesos que roemos
un buen tiempo mientras resuenan de sequedad, y entonces, viene un nuevo
ejercicio prospectivo cargado de sustancia y nos embarcamos con renovados
ánimos en los nuevos ejercicios de prospectiva y futurología. Se cita esto en
el primer capítulo de texto. (Pg. 13-37).
Pero el documento tiene
el gran valor de saber y plantear lo que es necesario hacer en la región para
lograr un desarrollo sostenible, armónico y humano en la región para los
próximos 20 años. Está nutrido de un grupo de especialistas que discurren sobre
el tema del agua –que pomposamente llaman ahora hidropolítica-, biodiversidad,
gobernanza, inclusión y participación, crecimiento urbano sostenible, institucionalidad
local sólida, paz territorial, etc.
Alfredo Arias, Eduardo
Wills, Omar Baquero, Rosalba Jiménez, Luis Guillermo Castro, Clara Inés Caro,
Manuel Enrique Pérez, Luis Ignacio Gallo, Yaneth Bagarozza entre otros.
Aun cuando las nociones
operan sobre los términos citados arriba: sostenibilidad, biodiversidad,
institucionalidad, etc., todos ellos recaban en dos nociones fundamentales
posibilitadoras de todas ellas: la educación y la investigación.
Escribe Alfredo Arias:
Problema: “El detrimento del agua regional, se sabe, tiene como causas
principales la deforestación, la contaminación, el mal uso del territorio y del
suelo y la sedimentación.” Solución: “El insumo sustancial del conocimiento del
agua para la construcción de una hidropolítica integral y fuerte en la región
requiere por sobre todo acometer un
ambicioso proyecto de cambio de conciencia y cultura por el agua”.
El
resaltado es nuestro. Es decir, educar.
Eduardo Wills: Problema:
(…) el capital humano regional es débil
y las universidades que operan en la región hacen muy poca investigación”. Solución –parte-: “Generación y gestión del
conocimiento y saberes en la región, tanto básicos como aplicados, lo cual
implicará una inversión muy importante en laboratorios y fortalecimiento de la universidad regional. Es decir,
investigación.
Omar Baquero
desenmascara el cinismo de la estrategia en contra de la región: “Es cierto,
como lo señalan las palabras de un Gobernador de Arauca en un Consejo Directivo
del extinto CORPES Orinoquia, que además fue profesor de escuela, que el
establecimiento político regional sabe del peligro de educar a los electores”.
Y agrega como estocada: “(…) la universidad regional forma pero no ayuda a
crear pensamiento”. Mala educación, deficiencia educativa por carencia de
reflexión y de investigación.
Rosalba Jiménez sabe que
el salvavidas de sus comunidades indígenas para asimilarse y sobrevivir en su
esencia es la educación: el Proyecto Educativo Comunitario PEC, el Sistema
Educativo Indígena Propio, SEIP y IES indígenas con enfoque diferencial e
intercultural.
La biodiversidad como
base del desarrollo regional, de acuerdo con Luis Guillermo Castro, está en
cambiar la prácticas depredatorias sobre los ecosistemas boscosos producto de
la ignorancia. El desconocimiento de los ecosistemas naturales de la Orinoquia
es resultado de una práctica de la ignorancia de un currículo sordo al entorno
y pobre en investigación. Afirma Clara Inés Caro: “Otro punto (…) la debilidad
en la investigación en biotecnología, bioprospección, biocomercio”. Y remata:
Es tarea misional, desde la academia (…) en plazo corto formen comunidades
sociales, líderes y sociedades informadas”. En otros palabras, educadas para
actuar en consciencia.
Frente a estos
planteamientos y para empezar con el ejemplo por casa, la Facultad de
Humanidades y Educación de la Universidad de los Llanos, tiene en buena medida
la responsabilidad de adecuar en mediano plazo su estructura, la ampliación de
su oferta académica y los proyectos de extensión para impactar de forma más
radical la región en la consenso sobre el insumo básico de solución de muchos
de los problemas de la región planteados en la “Visión de Visiones”: la
educación.
Y a la propia
universidad -en pos de ordenar su pensamiento-,
para llevar la investigación, en su propia institucionalidad, a la
posición que le garantice autonomía de recursos y administrativos que podrían
derivarse de una vice rectoría de investigaciones en Unillanos, respaldada por
un fondo de financiación para investigación que desde hace quince años cacareó
el PDI, a cargo de la Oficina de
Planeación, en aquellos años, en cabeza de Alberto Baquero Nariño.
Si este Plan o Visión se
inscribieran en coherencia, tendría una segunda fase en “el cómo” llevarlo a
cabo, en una metodología para aterrizar las propuestas centrales formuladas.
Fuentes de Información
Adamoli, A. (1996). Violencia
y religiosidad. Publicación: Santa Fe de Bogotá Editorial Escuela Colombiana de
Ingeniería. 94 p. 24 cm.
Caro, C.; Benavides,
G.; Torres, M.;Parada, S. (2016). Visión de Visiones del desarrollo sostenible
de los Llanos Orientales: Las Voces de los Territorios. Universidad de los
Llanos - Ecopetrol